Barraca de Aigües Vives: Circular Barranc de Falzia por Realenc-Sima de l’Aigua
Para estrenar la primavera del 2021, una sinfonía de cantos de pájaros, con el monte ataviado de unos tapices florales de plantas silvestres, nos dan una sensacional bienvenida en el Barranco de Falzia, cerca de la población de Barraca de Aigües-Vives. Nos sorprende la simbiosis de colores, donde predominan los blancos de los jaguarzos moriscos, tan elegantes. Los azules y morados de los lirios enanos, las jaras blancas nos acompañan durante todo el trayecto. Multitud de gamoncillos pueblan el terreno. Una diversidad sensacional de fauna y flora endémicas. La visita a la «Sima de l Aigua», impresionante. De regreso, las vistas a las cimas de «les Agulles» y montañas emblemáticas de la Ribera Alta, son una maravilla. Llegando incluso a ver el mar en el horizonte, a pesar de la calima de ese día.
(Recalcar que hicimos el trayecto en sentido antihorario, lo cual ha resultado ser un acierto, mejor subir la pendiente más pronunciada al iniciar la excursión y volver por el interior del barranco).
A continuación, os indicamos el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración antes de emprender actividades de senderismo, así como la ficha técnica de la ruta desde la Barraca de Aigües-Vives:
(Imposible hacer en verano o con mucha calor. No hay agua, no hay sombra. Además, mejor llevar pantalones largos, para evitar los arañazos de los espinos, margallones,… ):
ENLACE A RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES
Aparcamos en el siguiente enlace en el pueblo de Barraca de Aigües-Vives :
Nos dirigimos hacia la parroquia y muy cerca, encontramos el lavadero de la Falzia, que data del siglo XIX. Una placa de piedra, indica todavía la multa a pagar por lavar en las picas en 1856. Se encuentra bastante bien conservado con sus tres partes características: fuente, lavadero y bebedero.
Seguimos por las afueras del pueblo, en pista hormigonada flanqueada por un vergel de naranjos, que muy pronto da paso a una senda de tierra. Esta nos transporta en medio de una exuberante vegetación, muchas flores, sobre todo jaguarzo morisco, que les encanta a los insectos y a nosotros también por su simplicidad y belleza, durante toda la ruta.
Vamos, poco a poco, adentrándonos en el barranco, siguiendo las marcas de pintadas en azul y verde. En unos metros, aparecen unos escalones que nos llevan hacia la Fuente de la Falzia. Una ida y vuelta cortita, para continuar nuestra trayectoria por el mismo sendero.
Ahora, empezamos una ligera subida a través de una vegetación densa por una estrecha senda. El andar es cómodo y nos sorprenden las formaciones rocosas. Las vistas cada vez son más bonitas, si cabe.
Ganamos altura rodeados de rocas, flores y arbustos tupidos. No tardamos en llegar a un panel indicativo de la sima del Aigua y del Avenc. Aquí, en esa bifurcación, tomamos el sendero de subida a nuestra derecha. Algún tramo está un poco desmoronado por las lluvias, pero no entraña dificultad para las personas acostumbradas al senderismo de montaña.
De vez en cuando, nos giramos para contemplar las vistas, que nos ofrece este fabuloso paraje florido en esta época del año. Hace algunos años, un incendio desoló la zona, todavía queda alguna huella de ese desastre.
Alcanzamos la cima y divisamos a lo lejos el pueblo de Barraca de Aigües-Vives. El sendero desemboca a un campo de almendros que bordeamos por el camino de tierra y pasamos cerca de las ruinas de la antigua Casa del Guarda, cubiertas por un manto azulado de hierba Doncella.
Nuestros pasos siguen el camino y nos muestra un aljibe, que curioseamos. Cuidado, no muy lejos, pasamos cerca de colmenas. Las montañas dan unas perspectiva de querer entrecruzarse. En la bifurcación, proseguimos por la izquierda para pasar por una finca al parecer abandonada (Realenc).
Se trata de la Casa de Don Bernardo. Varios carteles de cuidado armas, llamo nuestra atención. Es peculiar, una plaza rodeada de bancos en piedra, un rincón para picnic y un edificio bastante imponente, pero al parecer abandonado.
Nos dirigimos a la Sima de l’Aigua y durante un tramo bastante largo. Seguimos por la planicie, disfrutando del murmullo de los insectos polinizando la miríada de flores que nos rodean. La vegetación es más baja pero no por ello deja de interesarnos.
Los gamoncillos se unen a los lirios enanos para sorprendernos. Podemos observar la cordillera de montaña de las Cimas de les Agulles y otras cimas como el Cavall Bernat.
Queda muy poco para descubrir la Sima de l’Aigua. El sendero forma una pequeña horcadura. Continuamos recto para regresar tras la visita a la cueva, y seguir entonces por la derecha para iniciar la bajada al barranco. La entrada está señalizada con un poste de madera.
Un tesoro escondido. Dispone de varias cavidades, que no visitamos por llevar a nuestra peluda Fosca, que le tiene pánico a las cuevas. De todos modos para adentrarse un poco en la cima, se deben extremar las precauciones, llevar una luz frontal y respetar el entorno. Posiblemente se trate de un refugio para murciélagos ( los pocos que nos quedan). Boquiabiertos nos dejaron las formaciones calcáreas de la misma entrada. Una amalgama de tonalidades, unas pigmentaciones creadas por el agua sobre las rocas moldeadas por el tiempo.
Retomamos la marcha hasta el punto de cruce de camino, para seguir a la derecha por una planicie con el sendero bastante al descubierto. NO SALIRSE DEL CAMINO. Existen dos simas no indicadas que pueden ponernos en peligro. No están delimitadas, ni por vallas, ni malla de alambre.
Con esta altura, divisamos el mar al horizonte y las montañas a nuestra derecha, antes de emprender una bajada por camino pedregoso, hasta alcanzar el «Barranc del Saurins».
No notamos demasiada dificultad en la bajada. Eso si, el llevar pantalones largos nos evita bastantes arañazos y permite disfrutar del entorno con nuevas formaciones rocosas que nos recuerda por su similitud a la encontrada durante nuestra ruta de Alfafara. Muchos pueblos están a vista de pájaro.
La senda sigue serpenteando por el barranco, con una suave bajada continuada, lo que nos permite observar cada escultura de las rocas que nos rodean. No hay casi árboles, suponemos que debido al catastrófico incendio del 2016. Así que cuando aparecen unos pinos, no puedo evitar fotografiarlos.
Dos arboles caídos se encuentran en medio del camino, pero no impiden el paso, sino que te obsequian con la sorpresa de una curiosa lagartija, que quería disimular su presencia. Un paraíso para los insectos y las flores que viven en simbiosis perfecta.
Solo nos queda un último tramo antes de regresar al aparcamiento. Llegamos a la intersección del principio de la ruta y seguimos recto para apreciar, nuevamente, ese barranco con otra luz. ¡Nuestra Fosca estaba extasiada!
Una ruta circular, preciosa y encantadora ahora en primavera, que nos apasiono por la biodiversidad del paraje a pesar de haber sufrido, hace relativamente poco, un incendio. Un gozo observar pecorear a las abejas y escuchar los maravillosos y atípicos cantos de los pájaros.
Os dejamos a continuación, los enlaces a nuestras fotografías en Facebook y tracks de Relive y wikiloc, así como el video de YouTube:
Hasta la próxima aventurer@s!!!
©texto de Marie-Carmen Calatayud Benavent
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