Visita a Occitanie ( Francia): 3 en 1 : Gouffre de Padirac – Forêt des singes – Rocamadour
La sima de Padirac ( le gouffre de Padirac)
Existen lugares emblemáticos, creados por la naturaleza, que deberíamos ver por lo menos una vez en nuestra vida, atmósferas que nos transportan a otra época, que dibujan leyendas y permiten conocer mas nuestra historia.
Es el caso del «Gouffre de Padirac» o «Sima de Padirac», lo descubrí en una excursión escolar y me fascinó, de hecho cuando he tenido ocasión lo he vuelto a visitar, la última en el año 2019, como Rutas Para Todos. Año, en el que se conmemoraba el 130 aniversario de su descubrimiento, por Edouard-Alfred Martel en 1889.
¿Y quien es Martel? Os preguntaréis. Pues es nada más y nada menos que el precursor de la espeleología moderna. Os invito a leer o escuchar un breve esbozo de su vida, en un interesante artículo, en el siguiente link :
Edouard Alfred Martel, padre de la espeleología moderna
El “Gouffre” es conocido desde milenios. Se formó por la erosión y el colapso de la bóveda de una antigua sala subterránea, enterrada gracias a la circulación de agua, en el macizo rocoso, esencialmente calcáreo.
En el fondo de la sima, excavaciones han revelado la presencia de utensilios de cocina, de vasijas rotas y de armas de hierro. Estos objetos datan del siglo XIV, los que ocuparon este lugar escaparían entonces a los soldados ingleses en la Guerra de los cien años. Mucho tiempo inexplorado por miedo, desinterés o falta de medios de los habitantes, aventureros bajan en los años 1860, pero se quedan en la entrada.
El 9 de julio de 1889, Edouard-Alfred Martel, abogado de formación, y 3 de sus fieles compañeros de aventura, Gabriel Gaupillat, Emile Foulquier et Louis Armand, se adentran en la sima por aquel entonces llamado el “agujero del diablo”. Iluminados únicamente con velas y provistos de una lámpara de magnesio, bajan con la ayuda de una escalera flotante, desconociendo, que es lo que van a encontrar a unos diez metros más abajo. Los pies en el suelo y después de algunas exploraciones en la penumbra, los aventureros son subyugados por lo que descubren. Sin embargo, el primer día, no se arriesgan más de 400 mts desde el pozo de la entrada, bloqueados por el rio demasiado profundo. El 10 de julio, Martel embarca con Gaupillat sobre su embarcación de tela hinchable.
Deambulan y navegan en los pasajes estrechos, alguna veces muy estrechos, descubren estalactitas, estalagmitas, “gours”, columnas de calcita…Todo lo que las gotas de agua han formado desde hace más de mil años. 1640 metros de galerías son exploradas para esta primera expedición y la segunda tiene lugar un año después, con descubrimientos todavía más impresionantes.
Edouard-Alfred Martel compra los terrenos, que se encuentran rodeando el “gouffre”, para prepararlo y poder dar la posibilidad al público de compartir la belleza del lugar y que puedan sorprenderse como ellos lo hicieron, cuando descubrieron este rincón mágico en un lugar subterráneo: con “la Grande Pendeloque» y la sala del “Grand Dôme” obras simbólicas de la sima de Padirac.
Su sueño se hace realidad después de varios meses el “ Gouffre de Padirac” se abre, al fin al público, que puede recorrer 2.2 km de galerías subterráneas ida y vuelta. La inauguración oficial tiene lugar el 10 de abril 1899.
La sima de Padirac, situada a 8 km de Rocamadour, es la 1ª sima de Francia, una de las más fascinantes para explorar de Europa. Después de un descenso vertiginoso en ascensor, o a pie, a 103 metros de profundidad, se embarca por el río subterráneo para dar un paseo en un bote pequeño a lo largo de las galerías majestuosas. Entonces, se descubre el Gran Colgante – estalactita gigante de 60 metros de altura – que, como suspendida de un hilo, parece admirar la superficie del «lago de la lluvia». (Recibimos durante el trayecto algunas de estas gotas refrescantes). Luego, se amarra y caminamos hacia el lago de Gours o la Sala de la Gran Cúpula.
Esta ofrece una multitud de concreciones, candelabros, cascadas de calcita, esculturas increíblemente barrocas y encantadoras, formadas por la naturaleza durante millones de años. Un espectáculo mágico. Estamos en otro mundo intemporal.
El agua moldea galerías cada vez más profundas y más anchas formando los subterráneos del Gouffre. La sima, es en ella misma el agujero abierto, que da acceso a las galerías.
El techo de la “salle du Grand Dôme” impresiona por su altura de 94 m y cuyo espesor es de solo 9 m, este podría erosionarse al ser calizo y provocar un segundo agujero, siempre que se den las circunstancias necesarias de alternar periodos de clima fríos y más calientes.
Las estalagmitas (estructuras de caliza que suben) pueden tener diferentes aspectos: se habla de estalagmita o estalagmita meseta. Cuando el techo es inferior a 10 m, una estalagmita vela nace, cuando el techo es superior a 10 m se forma una estalagmita meseta. Puede tomar la forma de platos superpuestos, por ejemplo. Os preguntáis quizás ¿por qué? Simplemente porque cuando cae la gota de agua de una altura superior, la gota estalla y la cal que contiene se esparce sobre una superficie más ancha. La estalagmita adopta entonces una forma de meseta y crece menos rápidamente.
El desplazamiento de la caliza es omnipresente. Erosión en superficie y en las fallas, luego depósitos en la cavidad: las condiciones atmosféricas cambian entre la falla y la cavidad, es lo que provoca el depósito, luego la gota cae y el choque al suelo crea un segundo punto de depósito (estalagmita).
Los “gours” son pequeñas presas que se forman a través de un flujo subterráneo. Tienen por origen un obstáculo en el fondo del río, que poco a poco crece con el agua que viene y deposita su cal.
Paciencia: La presa va muy lentamente, de algunos milímetros a centímetros por siglos.
El río subterráneo discurre a 103 metros bajo tierra. Si en algunos tramos su profundidad no excede de 50 cm, en algunos tramos puede llegar a los 6 metros, surca el “Gouffre” sobre una veintena de kilómetros, antes de tirarse en la Dordogne. Para encontrar su “resurgencia”, los espeleólogos se han servido de un colorante frecuentemente utilizado para trazar los cursos de agua subterráneos: la fluoresceína. Una vez vertido en el río, el colorante ha permitido situarlo en la Fontaine Saint-Georges, a proximidad de Montvalent.
La profundidad de la sima permite la estabilidad de temperatura a 13ºC. El “Gouffre de Padirac” abriga a una decena de especies de murciélagos, y alguna que otras especies acuáticas cavernícolas. En el río subterráneo, se puede observar gambas Niphargus (pequeña gamba blanca y ciega de una talla de 1 a 2 cm) y el caracol Bythinelle de Padirac, que solo mide 3mm. Siendo una especie endémica de este lugar.
El bosque de los monos ( La forêt des singes)
Podemos combinar la escapada en esta región, con la visita al bosque de los monos, concretamente, Macacos de Berbería. No somos entusiastas de este tipo de recintos, que brindan un escenario ficticio a los animales, que se encuentran en cautividad. Excepto, cuando se trate de salvaguardar una especie. para poder en un futuro, repoblar su hábitat natural.
Os dejamos en el siguiente enlace toda la información.
El recorrido es corto. Encontramos algunos guías, muchos y simpáticos monos, durante este paseo insólito. Está terminante prohibido dar de comer a los primates, salvo el puñado de palomitas de maíz, que nos dan en la entrada. Una experiencia inolvidable, que nos permite observar, respetar y reparar en la fragilidad de las especies.
Rocamadour
Para completar el día, imprescindible una escapada al famoso pueblo de Rocamadour. Podemos tener una vista privilegiada del pueblo y su iglesia, incrustados en la roca, desde el recinto de la forêt des singes.
Visitar Rocamadour, es descubrir uno de los lugares más visitados de Francia, después del Mont Saint-Michel y la ciudad de Carcassonne. Impresionantes escenarios medievales, a 120 metros sobre el cañón de Alzou. En el lado del acantilado, el pueblo de Rocamadour le hará volver a la Edad Media, cuando los reyes y otros peregrinos, siguieron el camino de Santiago de Compostela, para venerar a la virgen negra de Rocamadour y la tumba de San Amadour.
Recorrer los tres niveles nos transporta a otra época: la parte inferior, la villa medieval, más arriba, la ciudad Santuario de Rocamadour y en lo más alto: el Castillo con vistas impresionantes. (El castillo es privado, no se visita, solo las murallas.
Existe un ascensor para facilitar el acceso. Les dejamos una más amplia información en el siguiente enlace:
Después de subir los 216 peldaños de la Gran Escalera, que conduce a la plaza de las iglesias, peregrinos y visitantes se dirigen a los siete santuarios de Rocamadour, entre los que destacan la capilla de Notre-Dame, la basílica de Saint-Sauveur y la capilla de Saint-Michel. Es ineludible, visitar la capilla de Notre-Dame o capilla milagrosa, donde se guarda una estatua de la Virgen Negra que data del siglo XII. Cerca de esta capilla se encuentra la tumba de San Amadour. El antiguo palacio episcopal, al que también se entra desde la plaza, alberga el Museo de Arte Sacro, con su colección de obras religiosas de la ciudad. Desde las murallas, el punto más alto del pueblo medieval, se divisa una magnífica panorámica del cañón del Alzou y de los paisajes protegidos de los alrededores.
Una escapada diferente, que nos permite disfrutar de una jornada completa, conjugando tres escenarios tan prójimos y a la vez, tan pintorescos, que nos transportan a lugares fascinantes, en un entorno protegido y encantador. Una experiencia única. No os lo podéis perder, si visitáis esta región, que alberga el Parque natural regional de las Causses del Quercy.
Os dejamos a continuación, los enlaces a nuestras fotografías en Facebook:
Hasta la próxima aventurer@s!!!
