Roquefixade-Senderos cátaros-Castillo de Roquefixade

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Seguimos nuestros andares por tierras de Occitania en este puente de octubre 2022. Retrocedemos en el tiempo, cuando visitamos el Pog de Montségur en 2020 y desde ese maravilloso enclave, vislumbramos la silueta del castillo de Roquefixade, que nos espera hoy. Otro vestigio de la época cátara. Reminiscencias de un pasado. Paseo por la Historia del convulso Medievo.  Sus senderos hechizan. Hoy, nos acompaña un cielo nuboso a media tarde, con unos escaldachón y luz divina en el último tramo del camino, confiriendo al castillo y su valle un halo mágico y de misterio. Una especial mención a nuestros guías de hoy y amigos: Gisèle y Gilbert, más que inmejorables anfitriones, nos han acogido como familia. 

A continuación, os indicamos el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de emprender actividades de senderismo, así como la ficha técnica:

Seguidamente, os dejamos las coordenadas donde aparcamos el coche, cerca del pueblo de Roquefixade.

ENLACE APARCAMIENTO

Nada más empezar el itinerario, observamos a lo lejos, en lo alto de la montaña, la peculiar fortificación. 

(Debido al deterioro de las paredes del castillo, se desaconseja su visita para evitar accidentes.)

Encaramada en lo alto de un impresionante acantilado, la fortaleza de Roquefixade, desde el siglo XI, se enfrenta a la de Montségur. Con más de 100 metros de longitud, esta fortaleza se divide en dos recintos. Abajo, un patio rodeado de muros cortina siguiendo la línea de la cresta. En la parte superior, el propio castillo, accesible por una torre de puerta, una especie de esclusa de aire cerrada por dos puertas de chicane. Tras su destrucción ordenada por Luis XIII en 1632, lo único que queda de esta fortaleza es un muro atravesado por dos ventanas arqueadas y una torre.
En el siglo XIII, una comunidad de creyentes cátaros vivía en el pueblo y luchaba por la libertad de su religión, su familia y su tierra. (Fuente: www.ariegepyrenees.com)

Emprendemos la caminata por una amplia pista forestal. En pocos minutos, alcanzamos un pequeño «lieu-dit»,  de Rambert, un pequeño paraje, donde se alza un monumento en homenaje a un grupo de jóvenes franceses y un alemán, pertenecientes a los «maquisards», que luchaban contra el nazismo. El andar es cómodo por un tupido bosque. 

Algunos claros, nos obsequian con unas bonitas vistas del Valle de Lesponne. Seguimos por otro tramo de bosque, que sufrió años atrás, de una infestación de larvas que casi lo decima. Está en vía de recuperación. 

Poco a poco, ganamos altura gradualmente. Unas curiosas formaciones dominan la planicie. Muchas personas, aprovechan las primeras horas o  últimas de sol, para venir a relajarse, sentados o tumbados en la hierba.

A la derecha del sendero, encontramos un refugio para el ganado, parece un cuco. Hallamos algún que otro champiñón, este terreno es propicio, en otoño, a multitud de hongos. En la bifurcación, tomamos la senda de la izquierda.

El suelo esta tapizado de hojas secas que mullen el pisar. Un precioso y pequeño claro con un tronco, que invita a descansar, antes de proseguir la marcha.

Seguimos subiendo. Ahora las vistas alcanzan un horizonte montañoso de curvas dentelladas. El sol empieza a jugar con las nubes, intentando abrirse huecos para colar sus rayos. 

El sendero bordea el cortado de la montaña. Las panorámicas espectaculares. Desde aquí dominamos el pueblo de Roquefixade. A la derecha, se pueden intuir, la Haute Chaîne Pyrénéenne, le Massif des3 Seigneurs et de l’Arize y le Massif du Pech de Foix.

Desde este enclave, podemos vislumbrar el contorno del pog de Montségur y el «Massif de Tabes», pequeños pueblos, como Nalzen o St-Martin.

El collado nos dirige hacia el castillo, que sobresale desde su cúspide. Los rayos crepusculares iluminan partes del Valle. 

El paisaje encantador nos impulsa a fotografiarlo. La atmosfera, todavía guarda secretos de los cátaros. 

Enfilamos un pequeño sendero de bajada continuada, con piedra suelta que bordea formaciones rocosas

Pasamos por las faldas y flancos del castillo, que nos sigue fascinando. El camino, ahora, se suaviza

Una última ojeada a la fortaleza desde otra perspectiva y encauzamos la marcha hacia el pueblo de Roquefixade.

Bordeamos unas bonitas paredes. Los rayos solares alumbran porciones del valle, mientras el crepúsculo se avecina. 

El poblado es muy acogedor y tranquilo. Una gran plaza, donde se ubican la iglesia y una fuente con peces. así como construcciones típicas de la región dan la bienvenida al senderista. Desde aqui, volvemos donde aparcamos el coche. 

Final de ruta, muy tierno, cerca de una granja con simpáticas y cariñosas ovejitas. Lugares mágicos con huella histórica del Medievo. Unos preciosos senderos y vistas que enamoran, os esperan y os recomendamos, si tenéis ocasión de visitar Occitania. Un grand merci à Gisèle et Gilbert !

Os dejamos, a continuación, los enlaces a nuestras fotografías en Facebook, y los tracks de Wikiloc y Relive:

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Hasta la próxima aventurer@s!!!