Le Rozier – Rocher de Capluc – Cassagnes – Sendero de las cornisas
En nuestro viaje por tierras de Occitania, en el puente de octubre 2022, el 12 de octubre, hicimos un alto en el pueblo de leyenda e historia, le Rozier, para realizar una vertiginosa e inolvidable ruta. Alcanzamos el Rocher de Capluc y siguiendo una serpenteante senda, se alzan imponentes monolitos con forma de jarrón: Vase de Sèvres y Vase de Chine, dominando vistas a las suntuosas gargantas de la Jonte y del Tarn. Visitamos el pueblo de Cassagnes y regresamos por la senda de las cornisas. Aunque la meteorología no preveía lluvia, nos sorprendió una tormenta, con truenos, en el tramo de regreso. Lo que no le restó belleza y le sumó un plus de aventura a este enclave, paraíso de los majestuosos buitres.
A continuación, os indicamos el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de emprender actividades de senderismo, así como la ficha técnica:
ENLACE A RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTE.
Seguidamente, os dejamos las coordenadas donde aparcamos el coche:
Desde el aparcamiento, seguimos por nuestra derecha buscando la parte alta del pueblo, pasamos cerca de una iglesia y nos dirigimos por unas escaleras primero, luego por un pequeño sendero pedregoso y empinado, hasta llegar a un panel informativo y mirador, desde donde tomamos una pista hormigonada. Los colores otoñales resaltan con el azul del río y el cielo. Avistamos la silueta de la cruz del Rocher de Capluc.
Conforme subimos, el pueblo se vuelve más pequeño y se ensancha el horizonte. La población de Le Rozier, se ubica en la confluencia de dos ríos, debe su nombre a unos monjes de la abadía de Aniane, que construyeron la iglesia de Saint-Sauveur en 1705 y cultivaban rosas a su alrededor.
El sendero asciende poco a poco. Nos acercamos a una pequeña aldea típica situada al final de una empinada subida a la que sólo se puede acceder a pie, Capluc. Giramos a la izquierda para realizar una ida y vuelta a su famoso Rocher. Paredes empedradas, ruinas de un antiguo horno de pan…
Las escaleras talladas en la piedra, nos llevan a una espectacular y hermosa terraza que rodea la roca.
Debemos extremar la precaución. La subida por las escaleras de hierro, no es apta para personas con vértigo y debemos asegurar bien el pie, al subir como al bajar por ellas, sus peldaños son redondos y finos. Para los más atrevidos, el esfuerzo se recompensa con unas sublimes vistas de los pueblos Le Rozier y Peyreleau y el Valle del Tarn.
En el siglo XI, se erigía un castillo. No quedan ni torres, ni murallas almenadas, ni una puerta monumental, sólo algunas hileras de piedra y algunos tramos de muralla, que probablemente constituían el recinto de esta fortaleza.
Tras recorrer este balcón, nos detenemos un momento para contemplar un grupo de buitres ejecutando un precioso vuelo, muy cerca de nosotros. Un lujo y un privilegio poder observar, in-situ, el vuelo de los majestuosos buitres a estas alturas y en tan hermoso paraje
Regresamos por las escaleras hasta el sendero, que prosigue hacía la otra aldea de Cassagnes. Las imponentes paredes contrastan con las cálidas tonalidades del otoño.
Girando la vista atrás, obtenemos otra perspectiva del Rocher de Capluc, que empieza a alejarse según avanzamos por este increíble sendero
Este discurre en paralelo a la vertiente de las Gargantas de la Jonte, y al poco tiempo se adentra en un bosque con matices multicolores,
Seguimos en todo momento, las pintadas e indicaciones de los postes. La senda empieza a hacer algún zig-zag. Al cruce de caminos, tomamos la izquierda y regresaremos por el de la derecha.
Pronto, alcanzamos un pequeño collado con una inscripción, empezamos un pequeño descenso durante unos metros , bordeando la vertiente de las Gargantas del Tarn. Aprovechamos para tomar las oportunas fotos desde los miradores para dejar constancia del disfrute de las diferentes y fantásticas panorámicas de este desfiladero.
Más adelante, nos desviamos a la fuente, una ida y vuelta corta a la Fontaine du Teil.
Antes de llegar al pueblo de Cassagnes, un corredor de inmensos pinos nos da la bienvenida. El pueblo es muy pequeño y pintoresco. Aquí, reina la tranquilidad y el sosiego. Un lugar perfecto para evadirse y relajarse. Regresamos por el mismo camino y seguimos por la izquierda.
Nos adentramos hacía le Sentier des Corniches. El ancho del camino se transforma en un pequeño sendero de tierra descendente, indicado por un poste que nos dirige a Le Rozier. Eso si, sin perder ningún mirador para delectarnos de unas estupendas y asombrosas vistas. Las nubes empiezan a amontonarse y cubrir el cielo.
Las imágenes nos siguen enamorando y aprovechamos un tronco a modo de bancos para relajarnos y contemplar este maravilloso paisaje, que nos parece un cuadro irrepetible.
Debemos extremar la precaución en algunos tramos que discurren muy cerca de la cornisa, y evitar que las personas con vértigo se asomen. La senda no presenta más peligro y las vistas son alucinantes.
El sendero se vuelve más estrecho y pedregoso por momento. Extraordinarias formaciones sobresalen del paisaje.
Nos asomamos a una pequeña cueva o refugio a la derecha del camino.
Continuamos ahora, con un poco más de prisa, dado que el estruendo de una tormenta, nos avisa que pronto nos mojaremos. Bordeamos paredes, pintorescos miradores y ventanas esculpidas en rocas.
Pronto bajamos por unas piedras encajonadas, ayudándonos por las fuertes raíces, lo cual agradecemos, puesto que las piedras mojadas empiezan a resbalar. Pasamos por una valla metálica y de inmediato, un inmenso e imponente monolito en forma de jarrón se erige delante nuestros, es el Vase de Chine.
Debemos seguir las instrucciones que nos obligan a no salirnos del sendero. Es peligroso. Aparece casi a la sombra del primero, el segundo monolito es el Vase de Sèvres.
Estas dos impresionantes formaciones dominan La Causse de Méjean. El Vase de Sèvres tiene vistas vertiginosas a las suntuosas gargantas del Jonte. Un espectáculo sencillamente mágico en las alturas del desfiladero.
La lluvia nos refresca y nos apura un poco el regreso, donde retomamos la senda del principio de la ruta. Ahora con una luz más difuminada, que confiere una atmosfera de cuento de hada al paraje. Al terminar el recorrido, el cielo vuelve a abrir grandes claros
Otra ruta ineludible a apuntar en vuestras agendas, no os defraudará. Una autentica aventura, que sorprende durante todo el trayecto. Paisajes, buitres, colores, sensaciones, imágenes y fotogramas, que quedaran para siempre, en la retina y los recuerdos. Simplemente fabuloso.
Os dejamos, a continuación, los enlaces a nuestras fotografías en Facebook, y los tracks de Wikiloc y Relive:
Hasta la próxima aventurer@s!!!
Texto de ©Marie-Carmen Calatayud Benavent