Collonges La Rouge, el pueblo rojo de las 25 torres.
Entre castillo y castillo, una visita a unos de los precursores pueblos más bonitos de Francia, bien merece una parada: Collonges-la-Rouge, rubí de la corona del valle del Dordoña, en Corrèze. El paseo por sus callejuelas medievales, su castillo nos sumergen en añoranzas del pasado, Sus peculiares casas de color rojizo, sus veinticinco «torres fortificadas, lo que le ha valido el sobrenombre de «Ciudad de las 25 torres», jalonan la visita». Su ambiente le confiere ese halo mágico. Un lugar, por cierto, bastante concurrido por los turistas.
Construida sobre la falla geológica de Meyssac, Collonges-la-Rouge debe su nombre a la arenisca roja que la hace tan atípica. El misterio de este color reside en su contenido en óxido de hierro (algo más del 2%). Enclavado entre nogales y castaños, es un lugar ideal para descubrir el patrimonio construido de la región y practicar senderismo. Disfrutará especialmente paseando por el laberinto de calles escarlatas salpicadas de puestos y terrazas de restaurantes. (Fuente: https://www.vallee-dordogne.com)
En el vizcondado de Turena, Collonges-la-Rouge era el lugar preferido para vivir de nobles y oficiales, que construyeron aquí residencias que parecían pequeños castillos. En medio de la aldea se sitúa la auténtica iglesia de Saint-Pierre del siglo XII y su tímpano esculpido y la Casa de la Sirena. Debe su nombre a la pequeña sirena grabada, a la derecha de la puerta de entrada, ahora convertido en Museo de tradiciones populares.
El pueblo ha preservado la artesanía autóctona. Encontramos artistas en trabajar la cerámica, la forja, y venta de productos locales: miel, quesos, pains d’épices, (panes de especias), etc. Sin obviar, la gastronomía en sus restaurantes donde degustar platos típicos de la zona. Joya arquitectónica, plagados de detalles, los imponentes edificios están rematados con grandes tejados de pizarra o laja, y atraen las torrecillas o atalayas.
Un paseo ameno en uno de los tantos pueblos más bonitos de Francia. En una de sus casas vivió el famoso actor francés: Maurice Biraud. Cada piedra es testigo de la Historia. Fue parada de peregrinos en su camino a Santiago de Compostela, Mejor visitarla por la mañana por la afluencia de turistas. Se puede planificar el resto de la jornada para visitar maravillosas cuevas y enclaves no muy lejos de esta aldea. A una hora, se encuentran otro famoso municipio: Rocamadour, así como le Gouffre de Padirac y la Forêt des singes, (que describimos en otra de nuestras entradas). Os encantará!
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Hasta la próxima aventurer@s!!!
©Texto de Marie-Carmen Calatayud