Château de Chantilly – Castillo de Chantilly

Le château de Chantilly es reputado por dar nombre a la celebre «crème chantilly», nata montada creada por François Vatel, en el siglo XVII. Cocinero francés que servía al Gran Conde Luis II. Es el tercer castillo que visito este 02 de agosto del 2023, después de los de Compiègne y Pierrefonds. Imponente e impresionante, sorprende tanto por sus inmensos jardines, el castillo rodeado de agua y aledaños, así como sus establos. 

Moldeado desde la Edad Media hasta el siglo XIX por sus diferentes propietarios, la historia del castillo de Chantilly está íntimamente ligada a la Historia de Francia. Siempre ha pertenecido a dinastías principescas, a la vez próximas y rivales del poder real, que han querido mantenerlo y embellecerlo según los gustos de su época. Tuve el privilegio de recorrer los apartamentos privados. 

Luis II de Borbón, su hijo, conocido como «le Grand Condé», y primo del rey Luis XIV, heredó la finca. Organizó en Chantilly una vida cortesana tan brillante como en Versalles, invitando a todos los grandes artistas de su época: Molière, Racine, La Bruyère, La Fontaine, etc. Encargó a André Le Nôtre, jardinero de Versalles, la creación de suntuosos jardines formales. Chantilly es un raro ejemplo de plano cuyo eje está descentrado del castillo.

 

El Castillo de Chantilly es una de las joyas del patrimonio francés, fruto de la voluntad de un hombre de destino excepcional: Enrique de Orleans, considerado el mayor coleccionista de su época, hizo de Chantilly el escenario de sus innumerables obras maestras y preciosos manuscritos. El castillo ha sobrevivido al paso de los siglos gracias a su donación en 1886 al Instituto de Francia, que lo ha conservado a lo largo del tiempo, poniendo en valor sus inestimables tesoros. – (https://www.franciaturismo.net)

Asombra la prestigiosa galería de cuadros, libros, mobiliario y decoro maravillosos, preservados, que nos transportan a otra época. 

Luego, un paseo contornándolo cerca del agua, es imprescindible. Sorprende su inmenso jardín y bosque, con las fuentes y estatuas. Instantes de relax y sosiego. Se detiene el tiempo.

Antes de marcharme, una escapada a los establos e hipódromo, donde dos enormes cabezas de caballos dan la bienvenida al  público. Se puede presenciar espectáculos ecuestres, domas de caballos y pasar revista a los preciosos rocines, ponys y burros. Un lujo. 

Un castillo que nos transporta al pasado, reminiscencia de vidas vividas y recuerdos del duque de Aumale, con miríadas de detalles que quiso conservar y preservar, testigos del arte en general hasta nuestros días. Una visita memorable. No perderse el paseo por los jardines, bosques y estanques.

 

 

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Hasta la próxima aventurer@s!!!