Bicorp – Cueva de la araña y Gola de Lucino.

Hola aventurer@s!!! A mediados de Abril del 2019, decidimos aprovechar un domingo de buen tiempo, para visitar La Cueva de la Araña y la Gola de Lucino, cerca de la población de Bicorp, en la provincia de Valencia. Se trata de una ruta muy sencilla, cómoda y refrescante, en la que se combinan naturaleza e historia. Nuestra mascota Fosca, aprovechó las altas temperaturas (30 grados un 14 de abril), para darse un buen baño junto a los peces, en una de las muchas piscinas naturales, con aguas cristalinas, que tiene este paraje.

Os indicamos, a continuación, las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de realizar una ruta: 

RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES

Si se visita en verano, también es conveniente, llevar repelente para mosquitos, dada la proximidad del agua. La ruta se puede realizar en unas 3 horas (más el tiempo que se pare a comer, bañarse, etc).  

Se puede ir, prácticamente, hasta la Cueva de la Araña en coche, pero preferimos dejar el vehículo a unos kilómetros, para poder disfrutar del paisaje a pie. Concretamente, aparcamos el coche en la siguiente ubicación: 

Para llegar, hay que ir en dirección a Bicorp y un poco antes de llegar al pueblo. Giramos en una intersección a la izquierda, por un camino asfaltado: 

Una vez tomado el desvío, seguimos las indicaciones hacia la Cueva de la Araña. En unos 10 minutos, cambiamos el asfalto por un camino de tierra, hasta la ubicación indicada en el enlace del aparcamiento. Dejamos el coche y tomamos el camino, siguiendo las indicaciones de La Cueva de la Araña. Es una senda totalmente plana y cómoda. Andamos, dejando el lecho del rio a la izquierda. Unos días antes, había llovido y se apreciaban algunas charcas. 

A los 20 minutos, llegamos a un pequeño puente, que cruza el rio. Un panel informativo, nos ofrece seguir recto o girar a la derecha hacia La Gola de Lucino y el Charco Los Morteros. Nosotros decidimos seguir recto, para visitar primero la cueva. A nuestro regreso, volveremos a este mismo punto, desde otro camino, que tomaremos más adelante.

Pasado el puente, el camino empieza a ascender, paulatinamente. Este tramo está rodeado de pinos y abundante vegetación. Pasamos junto a una casa de piedra, en la que aprovechamos para beber y realizar alguna foto. Como siempre, Marie no pudo resistir abrazar un árbol!

Un poco más adelante, otro panel informativo, donde nuevamente, nos ofrece ir a la derecha. Seguiremos recto hacia la cueva, pero una vez visitada, volveremos a este punto, para seguir hacia la Gola de Lucino. En menos de 15 minutos, alcanzamos una explanada con paneles descriptivos de la zona. Estamos casi a la entrada de la cueva.

Una hilera de piedras cortan el camino, impidiendo la entrada de vehículos. Continuamos en esa dirección, por donde empieza una bajada hacia las cuevas. Este tramo nos ofrece unas vistas espectaculares de la zona, Descendemos por unos escalones de piedra. Llegamos a la primera de las 3 cuevas (2 con pinturas rupestres, protegidas con rejas, y otra abierta).

Estas cuevas se encuentran protegidas por numerosos cocodrilos autóctonos, también llamados lagartijas 😉 las cuales le encantan a Marie (uno de sus animales Totem 😉 ). En la segunda cueva, se aprecian las pinturas rupestres, mucho mejor que en la primera. En este punto parece, que no hay ninguna otra cueva, pero si seguimos el sendero de piedra, arribamos a la tercera y última, la cual está abierta y es bastante pequeña. 

Tras la visita a las cuevas, situadas en un enclave sublime, volvemos sobre nuestros pasos, hasta el anterior poste informativo, donde emprendemos el camino, hacia la Gola de Lucino. 

En pocos minutos, llegamos a un poste, que nos ofrece seguir recto hacia La Gola, o desviarnos a la derecha hacia El Charco. Nuevamente seguiremos recto. Una vez visitada La Gola, este será el camino, que tomaremos para visitar el Charco y volver al coche. 

Cerca del desvío anterior, nos encontramos con un tramo de camino, por donde cruza el rio. Por suerte, hay unas piedras y troncos, que nos ayudan a cruzar sin mojarnos. En este tramo, el rio queda a nuestra izquierda y forma algunas charcas, donde se puede refrescar en sus apetecibles aguas. 

La ruta está marcada con los colores blanco/amarillo, ya sea en los árboles o en las piedras. Un poco más adelante, abandonaremos el camino para desviarnos a la derecha, adentrándonos en La Gola. Nos metemos en el lecho del rio, donde es todo piedra y vamos caminando en el interior de un cañón con paredes altas.

Ahora, hallamos algunas charcas habitadas por simpáticas ranas, renacuajos y sapos. En algunos trechos, hay que subirse por encima de las piedras. Este es el único tramo de la ruta, que no es plano.

Aquí, buscamos la sombra de los pinos para parar a descansar y comer nuestro apetitoso bocadillo de tortilla de espárragos, al cual es adicta nuestra peluda Fosca. Tras reponer fuerzas, continuamos por el lecho del rio entre piedras, pinos y abundante vegetación. 

Un poco más adelante, el cañón se estrecha y podemos apreciar mejor la altura y composición de sus paredes. Pudimos seguir unos metros más, hasta toparnos con una pared de varias rocas, que impiden el paso, sobre todo si se va con mascotas, dado que las piedras son prácticamente lisas y muy resbaladizas.

En este punto, decidimos volver sobre nuestros pasos, hasta el panel informativo anterior. En el regreso, por el lecho del rio, encontramos pequeños fósiles.

Cuando alcanzamos el poste informativo anterior, giramos a nuestra izquierda, por un sendero, que desciende un poco en dirección al Charco los Morteros. El camino es estrecho en este tramo y al cabo de un momento, tenemos que pasar, por encima de unas paredes de hormigón.  

En pocos minutos, arribamos al Charco. Un rincón idílico, para disfrutar del baño. Las aguas son totalmente cristalinas. Nuestra peluda Fosca, no se pudo resistir a la tentación, de nadar junto a los peces.

Tras la visita del Charco, seguimos caminando por el sendero, junto al cual, encontramos más balsas de distintos tamaños. Todas ellas habitadas por peces. Como el calor apretaba y después de ver a Fosca bañarse, no pudimos resistirnos, también, a la tentación de refrescarnos, aunque fuera solo los pies.

Aquí, nos encontrábamos en la primera intersección, que hemos visto al principio de la ruta. Regresamos donde teníamos el coche aparcado.

Una ruta interesante, fácil, amena, apta para todas las edades y refrescante, si se decide hacer en época de calor. Imaginamos que en verano, este enclave estará bastante concurrido. Rincones mágicos, que preservan huellas del pasado y como no podía ser de otra manera, nos han enamorado. 

 

A continuación, os dejamos, el enlace a nuestras fotografías en Facebook:

Fotografías de © Marie-Carmen Calatayud Benavent-@alustriel27

Hasta la próxima aventurer@s!!!!

Texto de ©Marie-Carmen Calatayud Benavent