Ruta de las 3 cascadas de Anna

La ruta que os proponemos hoy es corta pero espectacular. Cerca de nuestra casa. Se trata de un paseo por los alrededores de la localidad de Anna, en la provincia de Valencia. El recorrido es lineal y dura unas 2 horas en total (ida y vuelta). No es una ruta dura, pero si que tiene algunos tramos que requieren especial cuidado, puesto que encontramos troncos, arena, rocas y tierra suelta resbaladiza. De hecho, en el día de hoy, nos hemos encontrado al equipo de salvamento del 112 socorriendo a una persona mayor que ha sufrido una caída.

Os indicamos en el siguiente enlace, las recomendaciones de rigor y avisos importantes antes de realizar una ruta: 

RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES

Para acceder a la zona nos dirigimos a la localidad de Anna, más concretamente al final de la Avenida Diputación donde aparcaremos el coche. A continuación, os dejamos con la localización exacta: 

Vemos un parque con un panel indicativo de la zona y unos carteles, que nos informan de las distintas rutas que se pueden hacer. 

Aunque el recorrido es corto, como siempre os recomendamos protegeros del sol y llevar abundante agua ya que la mayor parte del recorrido es a pleno sol, también si vais en época estival llevar repelente de mosquitos. 

Como veis, el principio de la ruta está muy bien indicado y no tiene pérdida (marcada en blanco y rojo, aunque más adelante, desaparecen). En cuanto salimos del parque, giramos a la derecha y bajamos por un camino asfaltado. 

A los 4 o 5 minutos de caminar, encontramos un camino con barandillas de madera, que sube a nuestra derecha. Este nos lleva a la primera cascada, la del Gorgo Gaspar. Nada más subir la pequeña rampa, nos encontramos con una zona habilitada para picnic con unos bancos y mesas de piedra. A continuación, vemos un puente, que nos sitúa frente a la primera de las cascadas. La más pequeña, la cual cae en una balsa de agua completamente cristalina.

Tras la visita, volvemos a la senda principal. Continuamos bajando por el camino asfaltado, que pronto, desaparece para dar paso a camino de tierra suelta. Al principio, nos encontramos con unos escalones con troncos de madera y una cuerda lateral para ayudarnos. Ahora, seguimos nuestro camino, descendiendo por una escalera hecha con palets de madera y una barandilla que recorre la pared.

Llegamos a una casa en ruinas, el camino se estrecha entre rocas y árboles. En este tramo se tiene que extremar la precaución, debido a que el terreno es arenoso y con pendiente pronunciada.

Este trecho está cubierto por abundante vegetación, continuamos hasta llegar a una bajada un poco peligrosa, en la que descendemos por una pared de piedra resbaladiza, hasta llegar a una escalera de troncos de madera. Aquí el terreno es fangoso, por la abundancia de agua.

Desde aquí ya se escucha el sonido del agua al chocar contra las piedras. Una agradable sensación de frescor nos invade. Pasamos por el lado de un cañar y frente a nosotros se muestra un espectáculo visual sin precedentes. Hemos llegado a la cascada de los vikingos donde el agua cae con tanta fuerza que provoca una corriente de viento y agua mezclados, que pulverizan toda la zona.

En pocos metros, cruzamos el rio por unas pasarelas y piedras para llegar al otro lado. Emprendemos una subida por escalones de madera, donde nuevamente hemos de tener cuidado, debido al terreno arenoso donde es fácil resbalar.

Tras la subida, alcanzamos una explanada, desde donde se ve el camino a seguir y a los pocos metros, tenemos otro descenso dificultoso que nos obliga a prestar mucha atención. A consecuencia del terreno abrupto y deslizante.

Una vez realizado este descenso, nos encontramos con algunos tramos un poco fangosos debido al riachuelo. Esta zona tiene un color rojizo, debido a las rocas de cuarzo. El camino vuelve a subir, pero tenemos que desviarnos por una senda. Bifurca hacia la derecha con una bajada pronunciada, que nos adentra en una zona con abundante vegetación.

El camino sigue bordeando el rio y nos adentramos en un paraje con abundantes árboles y troncos. Llegamos a una antigua fábrica en ruinas, donde encontramos una zona de picnic con bancos y mesas que más tarde utilizaremos para comer. De momento seguimos, puesto que estamos cerca de la última cascada.

Bordeamos el río y alcanzamos unas pasarelas hechas de vigas de madera, que nos ayudan a cruzar por encima de las zonas con agua.

Un poco más adelante, el rio se ensancha dando paso a la última de las 3 cascadas, la más alta de todas, el enclave es espectacular en cuanto a colorido y diversidad. Nuevamente nos invade un agradable sensación de sosiego y paz. Esta cascada es la del Salto, resultante del Gorgo de la escalera el cual detallaremos en otras entradas. Un lugar que enamora. 

Tras tomar las fotos de rigor, volvimos atrás para comer en la zona de picnic descrita anteriormente. Un enclave mágico e idílico, donde pasar una tarde agradable. Volvimos al coche sobre nuestros pasos, con una sensación de relax y bienestar.

Como siempre os animamos a realizar esta bonita ruta que, en principio, no tiene mucha dificultad pero sí algunos puntos en los que hay que extremar las precauciones. Nos hemos encontrado con gente de todas las edades, incluso con familias enteras, lo cual indica que estamos ante una excursión adecuada para todos. Esperemos que os guste tanto como a nosotros. 

A continuación, os dejamos el enlace a nuestras fotografías de Facebook:  

Nuestras fotografías en Facebook

Hasta la próxima aventurer@s!!!!