Pedreguer: Circular Castillo del Ocaive
Os invitamos a acompañarnos en la ruta escogida, para finalizar el mes de febrero del 2022, no puede ser más primaveral. Un caleidoscopio de colores, nos acompaña durante el itinerario. Tonalidades de flores, que van desde los amarillos a los lilas, pasando por sutiles rosados y azules, sin olvidar los magníficos tapices de margaritas y orejas de ratón. Una explosión de alegría, que amenizó nuestra jornada de domingo, con recibimiento especial de un simpático gato. El castillo del Ocaive se encuentra todavía en restauración, no obstante, se puede visitar. Vistas muy bonitas y senderos cómodos (catalogamos la ruta de moderada, por dos o tres tramos, únicamente). Ameno y relajante, es el camino: la montaña hay que vivirla!
A continuación, os indicamos el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de emprender actividades de senderismo, así como la ficha técnica:
ENLACE A RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES
Nos dirigimos hacia Pedreguer, provincia de Alicante. Os indicamos en el siguiente enlace las coordenadas, donde aparcar el coche:
Incisa importante: Como en nuestra anterior salida en La Font de la Figuera, debemos extremar la precaución, debido a la presencia de multitud de filas de orugas de procesionaria, sobre todo por nuestras mascotas.
Nos dirigimos a la parte alta del pueblo, callejeando, hacía la ermita de San Blai, hasta llegar a un panel indicativo para seguir, por el PR-CV53.
La pista hormigonada nos conduce a una zona recreativa con otro panel informativo, con referencia a algunas construcciones, que podremos ver durante nuestra ruta de hoy. «Ruta de la pedra en sec. Los caminos de la Muntanya Gran, te llevaran por paisajes históricos construidos con piedra, esfuerzo e ingenio». Seguimos por un estrecho sendero, las marcas blancas y amarillas, que va subiendo en zig-zag.
Al poco tiempo, a nuestra derecha, hacemos una pequeña ida y vuelta a la Cova del tambor. Desde aquí, tenemos unas vistas privilegiadas del Segaría y del valle. Reiterar las precauciones por las orugas procesionarias en esta época del año:
Es en este punto, cuando la mayoría de las personas y los animales domésticos, entran en contacto con las orugas, a veces con consecuencias muy dolorosas y severas. La colonia se desplaza siguiendo a un líder, formando una larga procesión, es por ello que recibe el nombre de procesionaria del pino. Más de medio centenar se desplazan formando una cadena, pudiendo ser una visión impresionante. Mientras buscan un sitio para formar la crisálida, pueden viajar una distancia de 30 o más metros, hasta encontrar suelo blando adecuado donde poder enterrarse. Las orugas están cubiertas de diminutos pelos urticantes, que son su mecanismo de defensa. A menudo estos pelos son expulsados por lo que pueden estar en torno el aire de los árboles infestados, en las ramas por las que se desplazan y también siguiendo la línea de la procesión.
La señalización del camino es buena y el sendero despejado. Estamos rodeados de mucha vegetación y muchísimas flores: jaras, narcisos, linos, espliegos, romeros, caracias, ericas, albejanas…Una explosión de aromas que nos acompañan hasta la Casa del Romangat.
Vestigio de un pasado no tan lejano, podemos imaginar la vida de antaño, con la variedad de bancales y más especialmente, la uva pasa, un trabajo laborioso.
Una técnica que consistía en sumergir la uva en agua y lejía o cal hirviendo, durante unos diez segundos, para agrietar la piel del fruto y acelerar su proceso de deshidratación. El secado al sol se hacía sobre cañizos, protegiendo la uva, durante la noche de la lluvia y el rocío.
Proseguimos el camino hacía el sur, el sendero se vuelve un poco más pedregoso hasta la fuente del Romangat, donde hacemos una ida y vuelta.
Descendemos serpenteando hasta la Font Coberta. Otra impronta del pasado, donde se fabricaban tejas. Solo queda dos hornos y la casa en ruinas. El agua de la fuente abastecía las necesidades para la casa y el alfar. Ahora, nos dirigimos a la Font del Rull, por pista hormigonada, hasta un poste, que nos indica el sendero a seguir a la izquierda. Continuamos hasta llegar al Pla de l’Era de les Raboses.
Lugar privilegiado para contemplar una interesante porción de la Marina Alta, con un extenso paisaje de mosaico agrario-forestal. Disfrute visual de las montañas que nos rodean. Nos encontramos en el corazón de la Montanya Gran de Pedreguer.
De inmediato, al poste indicativo, seguimos subiendo entre rocas, sin complicación hasta un sendero que nos conduce hacia el castillo del Ocaive. Fosca no pudo resistirse a hacernos alguna pose fotográfica.
El paisaje está sembrado de improntas del pasado, paredes de antiguas casas y paredes de mampostería que delimitaban los bancales de antaño. Observamos la primera floración de la olorosa siempreviva, excelente planta medicinal.
Proseguimos el camino, no sin disfrutar de fantásticas panorámicas de la zona. A la siguiente bifurcación, giramos a la izquierda, pasamos delante de un pozo y unas ruinas.
Ahora, bordeamos el barranco por un estrecho, pero cómodo sendero, hasta que se convierte en más pedregoso y un descenso en zig-zag, un poco más abrupto, que se baja bastante bien, con cuidado. A lo lejos, vislumbramos la silueta del castillo.
En el pequeño collado, giramos a la izquierda, para realizar la ida y vuelta al castillo por una estrecha, bonita y florida senda. Disfrute total, contemplando a las abejas y la variedad de tapices de flores.
Actualmente se encuentra en fase de restauración, pero se puede acceder a él. En la falda de esta peña, descubrimos flores silvestres tan bellas y sutiles, como la albejana y la bismalva, entre muchas otras especies.
Originalmente, debió ser una torre de vigilancia de origen musulmán. Posiblemente después, un poco antes de la Reconquista, se convertía en fortaleza. Conserva los restos de la torre del homenaje y algunos lienzos de muralla, y en un plano más bajo un aljibe.
Aprovechamos la visita, para parar a deleitarnos con nuestros bocadillos de tortilla, hoy de ajos tiernos, y relajarnos con las vistas y el paisaje, desde este enclave, acompañados, eso si, por un simpático pajarito.
Tras un breve descanso, iniciamos la bajada hasta la bifurcación y seguimos las indicaciones hacía L’Ombrereta. El sendero estrecho, nos permite un descenso gradual y serpenteante. ¡Huele a primavera! tapices de orejas de ratón y margaritas pueblan los márgenes del camino. Llegamos al acueducto de L’Ombrereta.
Llegamos a una cava, se trata de una antigua mina de agua que forma parte de un sistema hidráulico inaugurado en 1887, y que sigue abasteciendo de agua a Pedreguer. Un panel informativo junto a una mesa de picnic completa esta zona.
Nos queda un último tramo, antes de llegar a la ermita de San Blai. Primero seguimos las marcas blancas y amarillas y los hitos que nos guían por unas paredes de mampostería para evitar casas particulares, luego, continuamos por el lado de la tubería. Aprovechamos para recoger bastantes espárragos silvestres, una delicia.
Desde la ermita de San Blai, regresamos donde aparcamos el coche. Una ruta amena, histórica, que nos ha sorprendido y que recomendamos gratamente.
A continuación, os dejamos, los enlaces a nuestras fotografías en Facebook, y los tracks de Wikiloc y Relive:
Hasta la próxima aventurer@s!!!