Jorquera: Hoz del Júcar

Tras las rutas del bonito pueblo de Alcalá del Júcar, del sendero del Morrón y del Corciolico, para despedir nuestra estancia en Castilla la Mancha, optamos por un itinerario corto que se inicia en otra población con Historia, la de Jorquera. Continuamos asombrándonos del  magnifico entorno con una peculiar orografía que le confiere un paisaje muy especial a estos paisajes de piedra esculpida.  El muestrario de formas cársticas del relieve dibujan dolinas, torcas y cuevas…cuyo rio Júcar pinta de sus aguas turquesas, sus meandros.

El pasado remoto de la villa de Jorquera sólo podemos conocerlo a través de su arqueología, es decir, de la interpretación de los vestigios dejados por las gentes que pasaron por sus tierras. En la Prehistoria, las estrecha, angosta y serpenteante ribera de río Júcar fue un lugar predilecto para el asentamiento humano como manifiestan los vestigios hallados. Su presencia se da, al menos, desde el Neolítico, como prueban las hachas pulimentadas encontradas en Alcozarejos, cultura que debió extenderse ya por toda la ribera del río.

Con la Romanización, la ribera jorquerana se pobló mucho más. De este período son los «Villares” donde  se observan gruesos cimientos de construcciones antiquísimas, y probablemente “La Asomá”, como señala la tradición… Más abajo del río, en la desembocadura de la cañada de Abengibre se encuentra el paraje conocido como las Carriladas, en el probable camino que iba desde Jorquera al “Cerro Pelao”, donde se encuentra un importante cementerio tardo romano y altomedieval… Arriba en la meseta de terrazas longitudinales se han encontrado notables vestigios de estelas funerarias depositadas en el Museo Arqueológico Provincial y numerosos sillares labrados.

De la invasión musulmana se conservan algunos testimonios materiales como las murallas almohades del castillo, tal vez el sistema de regadíos extendido en las huertas formadas en ambos márgenes del río.

A ellos se atribuye el “Caño”, acueducto excavado en la roca, que atraviesa el cueto donde se asienta el pueblo por la parte más estrecha para conducir las aguas desde la acequia de la ribera del río a las acequias de la cañada… 

Las primeras noticias de presencia cristiana en estas tierras durante la Reconquista son muy pocas. La primera Crónica General de España narra la batalla que el Cid tuvo con Yusuf en tierras valencianas y la persecución posterior que el mismo D. Rodrigo Díaz de Vivar hizo del rey moro cuando huía hasta el castillo musulmán de Jorquera donde se refugió:

La Reconquista de Jorquera y de toda la ribera del Júcar no se realizó hasta principios del siglo XIII, y después de diversos intentos, en el reinado de Alfonso VIII. La misma crónica referida antes, recoge también la primera campaña de conquista y los acontecimientos desarrollados en ella. (Fuente: www.jorquera.es)

A continuación, os indicamos el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de emprender actividades de senderismo, así como la ficha técnica: 

ENLACE A RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES

Seguidamente, os dejamos las coordenadas donde aparcamos el coche al pasar el puente. No tuvimos ocasión de visitar el pueblo, otra excusa para volver: 

Enlace aparcamiento

Justo donde dejamos el coche, cruzamos el puente sobre el río Júcar para tomar el primer sendero a la derecha. Este tramo bordea una pared caliza y el arroyo a la derecha. 

Durante esta parte del recorrido, podemos contemplar algunas construcciones ancladas en la misma roca, así como el pueblo de Jorquera, con su iglesia. 

Será la luz, será el ambiente, lo esencial es no quitarle ojo conforme vamos avanzando a la bonita aldea. Pronto, la senda gira a la izquierda 

En un ligero zig zag, sin ninguna dificultad, seguimos el pedregoso camino trazado 

Ahora, contemplamos el peculiar paisaje calizo que dibuja y esculpe la zona. Los pinos bordean el camino pero no tenemos ningún ápice de ombría.

En poco tiempo, cruzamos la carretera para tomar un sendero que nos conduce entre bancales de arboles frutales al desfiladero. 

A vista de pájaro, se abre el congosto. Se dibuja una serpenteante garganta grabada y burilada por el tiempo y las intemperies con formas variadas y peculiares. Alcanzamos el original abrigo o cerca de ganado prácticamente en ruinas. 

Unos cuantos metros más para disfrutar del paraje y regresamos sobre nuestros pasos, el sol aprieta y nuestras zancadas se aceleran

No podemos prescindir acercarnos al río para contemplar sus pequeñas caídas de agua y su inconfundible color turquesa.

Ruta corta y relajante. No hay sombra durante todo el recorrido, por lo que debemos evitar realizarla en días de mucho calor. Imprescindibles, las vistas impresionantes del desfiladero, rincón encantador del abrigo o cerca de ganado  incrustado en la roca, y por supuesto del pueblo de Jorquera, que prometemos visitar en nuestro próximo regreso. 

A continuación, os dejamos el enlace a nuestras fotografías de Facebook, así como los tracks de Wikiloc y Relive: 

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Hasta la próxima aventurer@s!!!