Desfiladero de Las Xanas – Asturias

En Agosto del 2019, tuvimos la suerte de pasar unos días en Asturias, un paraíso donde escapamos del sofocante calor de las tierras valencianas que habitamos. Durante esos días, recorrimos diversos parajes y descubrimos rincones mágicos, donde perderse en la naturaleza. 

Estuvimos hospedados en el concejo de Tineo. Desde allí, fuimos desplazándonos cada día a un sitio diferente. La primera ruta que hicimos fue la del Desfiladero de Las Xanas. Una de las rutas más emblemáticas de Asturias y con gran parecido (por su construcción entre las rocas) a la famosa ruta del Cares. El día amaneció nublado y lluvioso, pero esto no nos impidió realizar esta excursión. Por suerte a media mañana amainó y acabó saliendo el sol. 

Este desfiladero de la Cordillera Cantábrica del norte asturiano discurre por la parte derecha del arroyo Viesca. Excavado en la roca vertical a media ladera en la montaña, bordeando espectaculares cortados y vertiginosos escenarios, avanzando por una sinuosa y estrecha vía, que atraviesa varios puentes de madera y túneles tallados en la roca. Esta pista pedregosa pertenecía a un antiguo propósito de construir una carretera, que sacara del aislamiento a los pueblos de Pedroveya, Rebollada y Dosango y los comunicara con el valle principal.

Se trata de una ruta lineal de unos 9,5 Kilómetros en total, los cuales se recorren en aproximadamente 4 horas A continuación, el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de emprender actividades de senderismo:

ENLACE A RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES 

Nos desplazamos hasta el área recreativa de Las Xanas, donde aparcaremos el coche en un pequeño parking, a continuación os dejamos el enlace a Google Maps: (también podéis meter las siguientes coordenadas en vuestro GPS: 43º16’27″N 5º59’39″W):   

Enlace aparcamiento

Desde la zona recreativa, unas escaleras suben hasta la carretera. Una vez en la carretera, seguimos por una acera al lado izquierdo de la misma, que asciende durante unos 100 metros hasta que toca cruzar la carretera para tomar el sendero pedregoso, que sube hacia el desfiladero. 

Al finalizar la subida, pasamos entre paredes verticales, que nos conducen hasta un pequeño túnel excavado en la roca, tras el cual empieza el desfiladero. A su salida, quedamos literalmente asombrados del espectáculo visual que oteamos, aunque la niebla esconda parte del paraje, pudimos apreciar su belleza. 

Poco a poco, proseguimos la marcha. La niebla va despejando lentamente y descubriendo de su manto el relieve de la zona, dejando a la vista la abundante vegetación. En algunos tramos el camino se canaliza entre la pared de roca a un lado y rocas sueltas al otro. 

A las 10 de la mañana, teníamos una temperatura de 17 grados en pleno Agosto, lo cual era excepcional para nosotros. Cabe hacer una mención especial al tamaño descomunal y el color negro que tienen las babosas en Asturias, habíamos visto babosas grandes, pero no tanto. Poco a poco, vamos adentrándonos en un paraje casi jurásico con variedad de colores donde la roca rojiza destaca entre el verde.

Durante el trayecto, tuvimos un encuentro insólito con dos simpáticos perros que se paseaban haciendo la ruta por su cuenta. Jamás olvidaremos a estos dos entrañables «amigos». En algunos tramos excavados de la roca, podemos encontrar pasamanos junto a la pared por si alguien necesita agarrarse. 

A unos 2 kilómetros del inicio, encontramos un tercer túnel, tras el cual y en pocos metros abandonamos la zona de acantilados, para adentrarnos en un denso bosque que parece encantado. Esta zona de bosque tenía algunos tramos bastante fangosos debido a las lluvias. 

Pasamos junto a la entrada de una mina de unos 50 metros de profundidad. Llega un momento, que cruzamos un pequeño puente de madera para pasar a la otra parte del río y seguir por el bosque. Durante esta parte de la senda podemos ver antiguas edificaciones de molinos ya en ruinas, que debieron ayudar a los paisanos de la zona con el grano. 

Pronto, llegamos a un desvío, tomamos el camino de la derecha y en la vuelta bajaremos por el de la izquierda. Esta subida es un poco empinada, pero esta escalonada de manera que facilita el ascenso y nos llevaría a la aldea de La Rebollá pero nos desviamos justo en el cruce hacía Pedroveya, está indicado.

Parece que las escalinatas no acaban nunca, tras un tramo nos topamos con otro. Todo esfuerzo tiene su recompensa y en nuestro caso no iba a ser menos. Tras la subida, arribamos a una zona despejada, que nos dirigía hacia la ermita San Antonio, desde donde predominan los prados de pastoreo de vacas. Cerca se ubica la ermita, desde donde podemos ver a pocos metros el pueblo de Pedroveya.

Desde la ermita, sale un pequeño sendero que atraviesa el valle descendiendo hacia el bosque. Es nuestro camino de vuelta. 

Descendemos por el valle hasta alcanzar una zona, con muchos helechos, entre los que transcurre el sendero. Descubrimos elegantes y preciosas plantas autóctonas, además de captar sobre ellas a una pequeña araña. Ahora, volvemos a adentrarnos en el bosque descendiendo, por terreno un poco más abrupto y fangoso. 

En pocos minutos, arribamos a la bifurcación anterior, que nos conduce hasta el pequeño puente de madera por donde emprendemos el regreso sobre nuestros pasos de vuelta hacía el coche. Lo bueno de volver por el mismo camino, es que podemos disfrutar otra vez de las vistas del desfiladero desde otra perspectiva, sin niebla y con algo de sol. 

Al terminar esta fascinante, enamoradiza y entretenida ruta, cogemos el coche y nos dirigimos hacia El Área Recreativa de La Buyera, para realizar un tramo de la Senda del Oso, pero eso, os lo contaremos en la próxima entrada… 

A continuación, os dejamos los enlaces a nuestras fotografías y videos en Facebook: 

Fotografías de ©Marie-Carmen Calatayud – @alustriel27
Video 1
Video 2

Hasta la próxima aventurer@s!!!