Cazorla: Pico Gilillo desde la Ermita de La Virgen de la Cabeza.

Seguimos nuestra andadura por tierras andaluzas, con otra escapada cerca de Cazorla, tras la ruta del 9 de octubre del 2021, por el sendero del río Cerezuelo y los castillos de Cinco Esquinas y Yedra. El día siguiente, visitamos el Pico Gilillo, desde la ermita de la Virgen de la Cabeza, patrona de Cazorla.

Un recorrido fácil, (pero que requiere de buena forma física, por algunas subidas, más pronunciadas), con continuados contrastes, que hace más ameno el trayecto. Intercalamos tramos de bosques, con subidas entre rocas, hasta alcanzar el Pico Gilillo (1848m),donde se tiene unas impresionantes vistas de este parque natural. Tuvimos el privilegio de contemplar y dejarnos observar, por dos cabras montesas y una tercera en la pedrera. Una autentica maravilla.

A continuación, el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de emprender actividades de senderismo, así como la ficha técnica de la ruta:

ENLACE A RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES

En el siguiente enlace, os indicamos las coordenadas, donde aparcamos. No obstante, se puede aparcar y acceder por varias opciones. Nosotros nos dirigimos a la Iruela, cerca del Mirador de los Merenderos de Cazorla. 

Enlace aparcamiento

Las vistas del pueblo desde el Mirador son muy bonitas. Cruzamos la carretera y emprendemos una subida bastante empinada hacia la Ermita de la Virgen de la Cabeza, a través de un bosque. 

El camino desemboca a una pista, que seguimos para alcanzar la Ermita, donde se encuentra la patrona de Cazorla. Esta zona nos ofrece preciosas imágenes. Detrás de la iglesia, encontramos un sendero a la derecha, que nos indica el tramo a seguir.

La senda está muy bien trazada y aunque sube sin cesar, el recorrido es ameno y bastante cómodo. Alternando bosques y rocas. Observamos, en varias perspectivas, al Castillo de la Iruela. 

Llegamos a una explanada. El Collado del Tejo, donde nos sentimos observados. Se trata de dos cabras montesas que se encuentran igual de sorprendidas y curiosas, como nosotros a primera hora de la mañana. Unas preciosidades. que nos permitieron hacer un pequeño alto en el camino. Emprendemos marcha, por la derecha.

Nos adentramos nuevamente en un bosque. Pasamos por el lado del cortijo de Prado redondo, en ruinas, hasta llegar a un panel indicativo, a nuestra derecha. Sigue un sendero cómodo, a través de un pinar. 

La senda sube en zig-zag, ofreciéndonos un ambiente ideal para la subida, que se realiza pausadamente y que nos regala imprentas del pasado en las piedras como fósiles, arboles, que esculpen sus propias formas, multitud de flores y abiertos con vistas muy bonitas y vuelos de aves rapaces.

En algún tramo, encontramos una verja cerca del camino más pedregoso, con hitos y vistas espectaculares del entorno a esta altitud.  

Alcanzamos una explanada ancha:  una dolina o «torca» con cuchillos (forma peculiar rocas puntiagudas), amenizado con vuelos de buitres. Un rincón encantador.   

Vamos cogiendo altura y las vistas se expanden más. El camino está sembrado de grandes hitos. Estamos a solo 2 kilómetros del Pico Gilillo. 

Las imágenes, que nos regalan estos paisajes pintados con las tonalidades otoñales, son sublimes. No tardamos en llegar al Collado del Gilillo, donde dejamos, a nuestra izquierda, una casa en ruinas.

Existen varios senderos para llegar al último tramo del Pico Gilillo. La forma más fácil de subir hasta su cima, es rodearlo por la derecha, siguiendo los hitos. Las vistas impresionantes desde los 1848m de este pico. 

Tenemos una visión muy amplia, con los olivos por un lado hasta la Sierra de Magina, Pozo Alcón, de las Villas y el Valle del Guadalquivir. 

Bajamos por donde hemos subido, con sumo cuidado y volvemos al panel indicativo, para girar a nuestra izquierda. El camino va bajando serpenteante, con vistas muy bonitas.

Un grupito de cabras estaban pasturando en el camino, lo que le daba un sentido bucólico. Viéndolas tan relajadas, no perdimos la ocasión de detenernos, para mirarlas un poco más de cerca. 

Continuamos bajando y deleitándonos de los paisajes, que van cambiando, hasta entrar en un bosque. Al poco tiempo, aparecen unos paneles indicativos, informando, que nos quedan más de 6 kilómetros para llegar a Cazorla.

En algunos claros, abrimos una nueva ventana a hermosos paisajes. En unos minutos, aparece una pedrera con sorpresa. Una preciosa cabra se detiene, para observarnos a lo lejos, una maravilla.

Son unas estupendas equilibristas, Una última ojeada, un cruce de miradas de despedida, antes de emprender la marcha.

Nos espera, una bajada con el Castillo de las cinco esquinas, al fondo. Cruzamos la pista, para seguir por el camino, que lleva al área recreativa de Riogazas con su mirador y su fuente. Luego el mirador de la cascada de Malena y la ermita en ruinas de San Sebastián (Este tramo solapa el mismo, que realizamos el día anterior, pero de subida).

En pocos minutos, entramos en Cazorla, por la parte alta. Tenemos una nueva perspectiva de la iglesia inacabada De Santa Maria, callejeamos por Cazorla, hasta llegar a la calle Herrón, con una fuerte subida.

Seguimos ascendiendo por un pequeño y estrecho sendero, que se vuelve, poco a poco, más pedregoso. Nosotros, siguiendo el track, cogimos un atajo, un poco complicado, así que recomendamos que sigáis mejor por el sendero hasta llegar al Mirador.

Una ruta fantástica, con muchas sorpresas, mosaicos de paisajes e imágenes increíbles. Una escapada para vivirla y sentirla. Rincones encantadores y encantados. Prometemos volver pronto!!

Cabra montesa
Zumaque de Virginia

 

A continuación, os dejamos, los enlaces a nuestras fotografías en Facebook, y los tracks de Wikiloc y Relive: 

Fotografías de ©Marie-Carmen Calatayud Benavent – @alustriel27
Track Wikiloc
Track 3D Relive

Hasta la próxima aventurer@s!!!!

Texto de ©Marie-Carmen Calatayud Benavent