Asturias – Lagos de Covadonga.

Llegamos al final de nuestra estancia por Asturias, en este verano del 2019, en la que como habéis podido comprobar en entradas anteriores, recorrimos unas cuantas rutas de lo más interesantes. No podíamos despedirnos de esta tierra, sin antes visitar los famosos Lagos de Covadonga. Realizamos una pequeña ruta circular que bordea los dos lagos. 

A continuación, el enlace a las recomendaciones de rigor y avisos importantes a tener en consideración, antes de emprender actividades de senderismo:

ENLACE A RECOMENDACIONES Y AVISOS IMPORTANTES

Al ser época estival, la afluencia era máxima. El acceso a los lagos solamente se podía hacer mediante autobuses previa compra del ticket. En otras épocas del año de menor afluencia, es posible subir con vehículos privados. Para obtener el ticket debemos dirigirnos a la estación de autobuses de Cangas de Onís. Podemos aparcar el coche en cualquiera de los parkings que existen en la misma. El precio del parking es de 2€ para todo el día. En nuestro caso el billete de ida y vuelta en autobús nos costó 9€ por persona. 

La ubicación del parking en Google Maps es la siguiente:  

Ubicación Parking Estación Cangas de Onis

Una vez adquiridos los billetes, esperamos a que llegue un autobús. Suelen salir continuamente cada pocos minutos y el propio chófer avisa a los viajeros. Emprendemos el trayecto que dura unos 40 minutos por una estrecha y sinuosa carretera en continuo ascenso. Apreciamos mucho tránsito de ida y vuelta de vehículos, que hace que el viaje sea bastante dificultoso y en algunos tramos los vehículos se cruzan bordeando los precipicios. Las vistas son espectaculares.

Conforme subimos ampliamos el horizonte y distinguimos al fondo el santuario de Covadonga.

En algunos momentos, el autobús tiene que detenerse debido al paso de vacas por la carretera. Arribamos a los lagos. Andamos por carretera hasta llegar al primer lago. Nos sorprende la belleza del mismo junto a las montañas y también la gran cantidad de vacas y becerros que pastan tranquilamente por la zona. Una estampa más que bucólica, un sueño!

Ahora, bordeamos el lago, dejándolo a nuestra izquierda, siguiendo un pequeño sendero. El lugar es un autentico paraíso. La cantidad de plantas y vegetación le dan unos colores muy variados, llamativos, pintan el paisaje. 

Casi al final del primer lago, alcanzamos una zona arbolada, donde un grupo de vacas con sus pequeños becerros, disfrutaban del relax y frescura de la sombra. Cabe decir que, yo también, no pude desperdiciar la ocasión de unirme al grupo 😉

Tras bordear el primer lago, llegamos a una extensa explanada donde multitud de vacas y bueyes pastan a sus anchas, sin inmutarse de nuestra presencia. Desde aquí, tenemos otra vista del primer lago. Atravesamos el prado verde, hasta llegar a una pequeña construcción, donde continuamos recto bordeando la montaña. 

Pronto, arribamos a un poste con información sobre distintas rutas de la zona. Proseguimos recto, pasando entre unas pequeñas casas que se encuentran cerradas. A partir de aquí, caminamos entre grandes rocas rodeando la montaña. Encontramos marcas de color blanco y amarillo, que nos indican el trayecto a seguir. Luego, un segundo poste informativo donde tomamos la senda de la derecha, en dirección al segundo lago. 

Ahora, continuamos por un camino de tierra durante unos 10 minutos, hasta llegar a una zona rocosa por la que pasamos al otro valle. 

Cruzamos el valle hasta llegar a una zona con árboles, donde paramos a comer al lado de una pequeña casa de piedra. Tras la comida, seguimos el sendero entre montañas y rocas hasta alcanzar el segundo lago. 

Poco a poco, bajamos hasta el lago y lo bordeamos por la izquierda. Observamos patos y cabras, además de las omnipresentes y simpáticas vacas. El sendero va ascendiendo hasta llegar al punto más alto, donde tenemos vistas de los dos lagos a ambos lados. 

En ese momento (eran aproximadamente las 15:30), apareció una bruma tan espesa, que en pocos minutos, apenas se veían los lagos. Entonces, la mayoría de gente empezó a dirigirse hacia la parada de autobús. Nosotr@s aprovechamos unos últimos minutos, para repartir caricias entre los tranquilos bovinos. 

Tras la despedida, nos dirigimos a la parada de autobús, puesto que la niebla ya era mucho más espesa y apenas se veía nada. Este contratiempo, nos impidió visitar una antigua mina en la zona. Al llegar a la parada de autobús, tuvimos que hacer cola durante más de una hora, dada la más que masificada afluencia de gente a este lugar. Un enclave idílico de obligada visita, para desconectar del ajetreo de las ciudades y conectar de pleno con la naturaleza. Una experiencia inolvidable, que esperamos repetir pronto y de la cual guardamos emotivos recuerdos. 

 

A continuación, os dejamos el enlace a nuestras fotografías en Facebook: 

Fotografías de ©Marie-Carmen Calatayud

Hasta la próxima aventurer@s!!!!